¿Las máquinas son capaces de diseñar? Aunque es una pregunta persistente, está cada vez más presente en las discusiones sobre arquitectura y el futuro de la inteligencia artificial. Pero, ¿qué es exactamente la IA hoy? A medida que descubrimos más sobre el aprendizaje automático y el diseño generativo, comenzamos a ver que estas formas de "inteligencia" se extienden más allá de las tareas repetitivas y las operaciones simuladas. Han llegado a abarcar la producción cultural y, a su vez, el diseño en sí.
Cuando se imaginó la inteligencia artificial durante las décadas de 1950 y 1960, el objetivo era enseñar a una computadora a realizar una variedad de tareas y operaciones cognitivas, similar a la mente humana. Medio siglo después, y la IA está dando forma a nuestras elecciones estéticas, con algoritmos automatizados que sugieren lo que deberíamos ver, leer y escuchar. Nos ayuda a tomar decisiones estéticas cuando creamos diferentes medios, desde trailers de películas y álbumes de música hasta productos y diseños web. Ya hemos sentido algunos de los efectos culturales de la adopción de la IA, incluso si no somos conscientes de ello.
Como explicó el educador y teórico Lev Manovich, las computadoras realizan infinitas operaciones inteligentes. "El teclado de su teléfono inteligente se adapta gradualmente a su estilo de escritura. Su teléfono también puede monitorear su uso de aplicaciones y ajustar su trabajo en segundo plano para ahorrar batería. Su aplicación de mapas calcula automáticamente la ruta más rápida, teniendo en cuenta las condiciones del tráfico. Hay miles de operaciones inteligentes, pero no muy glamorosas, en el trabajo en teléfonos, computadoras, servidores web y otras partes del universo de la tecnología de la información". En términos más generales, es útil dirigir la discusión hacia la estética y cómo estos avances se relacionan con el arte, la belleza y el gusto.
Generalmente definido como un conjunto de "principios relacionados con la naturaleza y la apreciación de la belleza", la estética depende de con quién se esté hablando. El 2018, Marcus Endicott describió cómo, desde la perspectiva de la ingeniería, la definición tradicional de estética en informática podría ser denominada "estructural, como una prueba elegante o un diagrama hermoso". Una definición más amplia puede incluir cualidades más abstractas de forma y simetría que "mejoran el placer y la expresión creativa". A su vez, a medida que el aprendizaje automático se va adoptando cada vez más, está conduciendo a lo que Marcus Endicott denominó una estética neural, lo que se puede ver en recientes "hacks artísticos", como Deepdream, NeuralTalk y Stylenet.
Más allá de estos procesos adaptativos, hay otras formas en que la IA da forma a la creación cultural. La inteligencia artificial recientemente ha hecho rápidos avances en la informática del arte, la música, la poesía y el estilo de vida. Manovich explica que la IA nos ha dado la opción de automatizar nuestras elecciones estéticas (a través de motores de recomendación), así como ayudar en ciertas áreas de producción, como la fotografía de consumo y automatizar experiencias como los anuncios que vemos en línea. "Su uso de ayudar a diseñar artículos de moda, logotipos, música, comerciales de televisión y obras en otras áreas de la cultura ya está creciendo". Pero, como concluye, los expertos humanos generalmente toman las decisiones finales basadas en ideas y medios generados por la IA. Y sí, el debate entre humanos y robots continúa.
Según The Economist, el 47% del trabajo realizado por humanos habrá sido reemplazado por robots para el 2037, incluso aquellos tradicionalmente asociados con la educación universitaria. El Foro Económico Mundial estimó que entre el 2015 y el 2020, se perderán 7,1 millones de empleos en todo el mundo, ya que "la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología y otros factores socioeconómicos reemplazan la necesidad de empleados humanos". La inteligencia artificial ya está cambiando la forma en que se practica la arquitectura, lo creamos o no, puede que nos reemplace. A medida que la IA aumenta el diseño, los arquitectos están trabajando para explorar el futuro de la estética y cómo podemos mejorar este proceso.
En un informe técnico sobre inteligencia artificial, Building Design + Construction exploró cómo Arup había aplicado una red neuronal a un diseño de tren ligero y redujo el número de conflictos de servicios públicos en más del 90%, ahorrando casi 800 horas de ingeniería. Del mismo modo, las áreas de investigación social y de sitio que utilizan inteligencia artificial se han cubierto ampliamente, y se generan ejemplos casi a diario. Sabemos que los procedimientos impulsados por máquinas pueden mejorar drásticamente la eficiencia de la construcción y las operaciones, como al aumentar el rendimiento energético y disminuir el tiempo y los costos de fabricación. La aplicación de red neuronal de Arup se extiende a esta toma de decisiones de diseño. Pero la pregunta central vuelve a la estética y el estilo.
El diseñador y miembro de Fulbright, Stanislas Chaillou, creó recientemente un proyecto en Harvard utilizando el aprendizaje automático para explorar el futuro del diseño generativo, el sesgo y el estilo arquitectónico. Mientras estudiaba IA y su posible integración en la práctica arquitectónica, Chaillou construyó una metodología de generación completa utilizando Redes Neuronales Adversarias Generativas (GAN por sus siglas en inglés). El proyecto de Chaillou investiga el futuro de la IA a través del aprendizaje del estilo arquitectónico, y su trabajo ilustra el profundo impacto del estilo en la composición de los planos en planta.
Como resume Chaillou, los estilos arquitectónicos conllevan una mecánica implícita del espacio, y existen consecuencias espaciales al elegir un estilo determinado sobre otro. En sus palabras, el estilo no es una adición auxiliar, superficial o decorativa; está en el centro de la composición.
La inteligencia artificial y el aprendizaje automático son cada vez más importantes a medida que dan forma a nuestro futuro. Si las máquinas pueden comenzar a comprender y afectar nuestras percepciones de belleza, deberíamos trabajar para encontrar mejores formas de implementar estas herramientas en el proceso de diseño.
El arquitecto e investigador Valentin Soana afirmó una vez que lo digital en el diseño arquitectónico permite nuevos sistemas donde los procesos arquitectónicos pueden surgir a través de "una estrecha colaboración entre humanos y máquinas; donde las tecnologías se utilizan para ampliar las capacidades y aumentar los procesos de diseño y construcción". A medida que las máquinas aprenden a diseñar, debemos trabajar con IA para enriquecer nuestras prácticas a través de la ideación estética y creativa. Más que ganancias de productividad, podemos repensar la forma en que vivimos y, a su vez, cómo dar forma al entorno construido.